Carbón, el padrino minero de Colombia
No se puede hablar de Colombia sin hablar de café, para muchos el mejor del mundo. Sin hablar de vallenatos, desde los clásicos juglares, hasta las fusiones mágicas de Vives. Sin hablar de literatura y arte, desde las insignes esculturas de Botero, hasta el realismo mágico macondiano de nuestro gran Gabo.
Pero tampoco se puede hablar de Colombia sin mencionar al carbón, fuente para el país y para sus regiones de empleo formal, de desarrollo, de oportunidades y de progreso. El carbón por décadas ha sido el padrino de muchas generaciones de colombianos, a los que esa piedra negra les ha permitido tener educación, vivienda, salud e infraestructura. El carbón es parte de la historia de Colombia, de muchas regiones, de innumerables municipios, de comunidades enteras que han surgido, crecido y establecido alrededor de esta roca.
Nuestro carbón representa el 10% del comercio mundial de este mineral. Así es, las cifras del carbón colombiano son sencillamente impresionantes. Somos el principal productor de carbón en América Latina, ocupamos el undécimo lugar en el mundo, y somos el cuarto mayor exportador. El 2016 logramos como país una cifra histórica de producción, llegando a los 90.5 millones de toneladas, 86,1 de carbón térmico, y 4.4 de metalúrgico.
De los 8.866 títulos mineros vigentes en Colombia, el 16% corresponde al carbón y su industria. Con esos 1.425 títulos, el carbón aportó en 2016, $1,35 billones de pesos en regalías, representando el 80,2% del total recaudado del sector minero. Con ese aporte, el carbón es literalmente el “padrino minero” de muchas regiones del país donde con se construyen escuelas, vías, hospitales, y acueductos con los recursos de sus regalías. Cada tonelada de carbón le aportó el año anterior al PIB nacional, alrededor de $105 mil pesos.
En el Cesar, departamento que aporta el 60% de la producción del carbón del país, es común crecer al lado de un minero, ser amigo del hijo de un minero, ver cómo los jóvenes quieren estudiar para ser ingenieros de minas y pertenecer a alguna de las grandes empresas mineras de la región. La minería bien hecha en muchas partes de Colombia ha representado para familias completas, una puerta hacía un futuro mejor. Unos 7 mil familiares de empleados de la empresa Drummond reciben auxilios educativos para formarse. Además, 526 bachilleres del área de influencia han sido becados, 358 de los cuales ya trabajan en esta compañía. Prodeco, por su parte, por medio de las Fundaciones La Jagua y Calenturitas, tiene un presupuesto para el desarrollo regional y un programa de becas para jóvenes provenientes de los municipios vecinos.
En La Guajira, que aporta el 36% de la producción carbonífera, la empresa Cerrejón ha beneficiado con auxilios educativos a más de doce mil personas, y además viene desarrollando Programas de Gestión Social con proyectos de educación, cultura, recreación, deporte, salud, nutrición, saneamiento básico y reasentamientos, entre otros.
En asuntos laborales el carbón también es motor de oportunidades. Se estima que el sector carbonero le genera al país aproximadamente 130.000 empleos directos, empleos formales, legales, con todas las garantías. De esta cifra, 30.000 corresponden a la gran minería del Cesar y La Guajira, y 100.000 a pequeña y mediana minería, ubicada en Cundinamarca, Boyacá, Norte de Santander, Santander y Antioquía. Indirectamente el gremio carbonero beneficia a casi medio millón de colombianos en todas las regiones del país, a través de encadenamientos productivos, apoyo a la industria local, y compras de bienes y servicios.
Con “La fe del carbonero”, el año anterior el sector demostró también su temple y capacidad de resiliencia, superando un ciclo de precios bajos que inició en 2014. Igualmente, en 2016, se exportaron desde nuestro país 85,1 millones de toneladas de carbón, representando el 15% del total de las exportaciones en Colombia y el 71% de las exportaciones mineras. Nuestro carbón lleva nuestra bandera por el mundo, esa piedra negra es también un símbolo de nuestro potencial y riqueza. Basta ver los principales destinos del carbón térmico, entre los que están Turquía, Holanda, Estados Unidos, España, Israel, Brasil, Chile, Portugal, Corea, Italia, Guatemala, India y Reino Unido. Por su parte, nuestro carbón metalúrgico, insigne embajador de regiones como Boyacá, Cundinamarca, y Norte de Santander, va principalmente para Brasil, Turquía y Japón. Vale la pena mencionar que somos el tercer exportador mundial de carbón metalúrgico, otro dato más para el currículo de esta valiosa roca negra.
Estamos en un período histórico como país, en un momento en que la minería es una gran oportunidad para la paz. Habrá nuevos mercados en las regiones para los empresarios carboneros, ellos tendrán la posibilidad de ampliar sus proveedores y generar nuevas cadenas de valor. El carbón, el padrino minero de Colombia, seguirá siendo motor regional, símbolo pujante de nuestro potencial, jalonador de las economías locales y representante protagónico del sector de la minería bien hecha ante el mundo.